Probablemente sea el restaurante chino más conocido de Madrid. A pesar de no conocerlo, quién no ha oído hablar de "uno que es muy auténtico", "cutrecillo pero muy rico" y otras descripciones similares. Sea como fuere, su singular ubicación frente a la boca del parking de Plaza de España, su fuerte demanda, su eficiente servicio y su rica comida le siguen granjeando gran número de clientes deseosos de disfrutar de comida oriental. El local es ciertamente muy sencillo y la comodidad casi inexistente, pero es garantía de cocina casera, al estilo tradicional chino y a precios asequibles. Saldrás lleno y satisfecho.
Estilo: Puramente chino. Una barra y todas las mesas que pueden caber en el local (y alguna más), con un televisor en una esquina proyectando videoclips chinos y un continuo trajín de platos yendo y viniendo de las mesas. Lo habitual es que haya cola, y también que ésta circule rápido. Para aligerar, te ofrecen la carta antes de entrar y le haces el pedido entonces; una vez dentro, en alguna mesa pegada o semipegada al resto de comensales, los platos y bebidas se despliegan a gran velocidad. Y lo cierto es que está muy rico y nos recordó mucho a nuestra experiencia viajando por China, tanto por los sabores como por la propia gestión hostelera. La clientela es muy variopinta, y lo mismo hay algunos chinos, que un grupo de jóvenes o parejas jóvenes o de mediana edad.
Nota: ofrecen comida para llevar (mucha gente hace cola solo para llevarse la comida a casa o para tomarla en Plaza de España).
Punto fuerte: Comida muy rica y precio muy asequible con buenas cantidades. Destacaríamos los tallarines caseros que nos recordaron al Pho vietnamita.
Punto débil: Las mesas están muy juntas y el local es cutre (una tasca china).
Referencias en precio: Cenar 2 personas, por 22€ con cervezas. Por citar, pan chino releno de carne, 0,95€; empanadillas chinas a la plancha, 3,95€; arroz frito, 3,95€; sopa de tallarines caseros, 4,30€; tercio de Mahou, 2,20€.
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